Esta receta la pobré en un riad en Marrakech y me pareció deliciosa. Le pregunté al dueño del hotel pero no pude entender mucho al no hablar yo su idioma ni él el mío. Investigué bastante y finalmente he llegado a esta receta, mezcla de varias, y que me recuerda mucho a las albondigas de esa noche de visperas de año nuevo.
La cocina marroquí, como la judía, da la misma importancia a los primeros y los segundos platos. Todos son importantes y se cuida mucho su preparación. Esta crema de garbanzos, aún llevando unos ingredientes muy simples, gana mucho con las especias y se convierte tanto en un primero, como en un segundo plato excepcional.
Yo no como carne normalmente, pero mis hijos si, así que con el cous cous me doy el trabajo de preparar las dos versiones. Esto de la carne es un tema al que no hemos llegado a un consenso en la casa todavía... Ninguna de las dos partes quiere prescindir de un cous cous como más le gusta.
Esta receta fue una grata sorpesa. Rachid, un amigo marroquí, se quedó en casa para cuidar de mi perro mientras yo estaba fuera. Este amigo me mostró todo su corazón cuando regresé y me encontré un completo menú de cocina marroquí para reponer fuerzas. Lo hizo todo con lo que había en la nevera. Entre otras cosas preparó unas pequeñas tortillas de patata deliciosas.
Tener un amigo de Marruecos es un lujo; son generosos, hospitalarios, cordiales y muy cercanos. Gracias Rachid por estar tan cerca.
Un día de cocina marroquí en casa, entre mi amigo Rachid y yo se produjo un intercambio de recetas de Dbingal (berenjenas). Rachid me enseñó esta receta de su madre yo le enseñé la de la ensalada de berenjenas. Las dos recetas son exquisitas, así que ya puestos a cocinar berenjenas, se pueden preparar las dos a la vez.
Un clásico de la cocina marroquí que nos gusta mucho en casa. Un amigo mío, que la prepara especial para mi familia, le añade mucho chile, que nos encanta, y el resultado no es muy dulce porque, como dicen en Marruecos, "con mucho dulce duele la cabeza después". Aquí les dejo una receta sin picante y justa de dulzor.
Cuando nos sobran hojas de masa brick preparo unas samosas marroquís de pollo con jengibre. En breve colgaré aquí también esa receta.
Fría o caliente, como "dip" o con cubiertos, esta ensalada es muy fácil de preparar y tiene un sabor muy auténtico. Me gusta prepararla con aceitunas de las buenas que suelo comprar en el maravilloso Mercado de Atarazanas de Málaga, que me pilla muy cerquita. De esta ensalada hay varias modalidades que se diferencian básicamente en la presentación del plato.
Además de ser muy vistosa esta ensalada es exquisita de sabor y, para días con temperaturas altas, es también una buena manera de empezar un almuerzo o una cena. Cuando las preparo hago bastante cantidad para regalar a mis amigos y quedar como una reina. Hablar de las propiedades de las zanahorias no tienen mucho sentido, que ya se sabe lo buenísimas que son.
A esta receta le tengo mucho cariño. Nuestro amigo Rachid nos la prepara en casa en ocasiones especiales y ya la hemos adoptado como propia de lo rica que nos parece. A veces he sustituido el caldo de pollo por uno de verduras con más apio y el sabor es también muy resultón.
Originalmente esta receta es con sardinas, pero un día descubrí que los boquerones de Málaga son una alternativa que prefiero a la original, tanto por el sabor (personalmente prefiero los boquerones a las sardinas) como por la mayor facilidad con que se les puede quitar la espina central. La receta es fácil y se necesita poco tiempo de cocción. Es muy intensa de sabor y por eso la recomiendo acompañada con pan blanco marroqui.